¡Vaya carrerón!

Cómo olvidar aquel cuñado que quiso ser fotógrafo y acabó comprándose una Play. Pasaron los años y después de engordar bastantes kilos, fruto de las horas de sofá jugando a meter goles y matar gente, le ha llegado la temida crisis de los 40, ese momento en el que muchos ven que su vida es una mierda porque han hecho poco que merezca la pena y porque el cuerpo cada día les viene más grande.

El cuñado ha optado por salir corriendo. Sí, se ha apuntado a lo que ahora llaman running. Lleva unos meses en los que cada fin de semana se va a correr una media o una entera, abandonando a su familia. Cada vez que me veía, me daba la chapa con que las carreras le ayudan a superarse y que, encima, cada día que pasa pierde más kilos y las mujeres le miran más (a esto también ayuda su implante de pelo y las depilaciones láser). Un día me convenció para ir con él a una. Fue un desastre: a los 3 kms. por poco echo el hígado. A mi edad, no me veo arrastrándome como un walking dead por la Gran Vía enseñando las canillas o con mallas paqueteras, no.

Igor Retana: "Gente corriente".

Igor Retana: «Gente corriente».

El cuñado ni lo intentó. Pero yo sí soy fotógrafo y aún sueño con destacar. En un mundo tan competitivo como el de la fotografía, si cumplidos los 40 tacos no has hecho algo importante, algo que te ayude a sacar cabeza, es que vas mal. Pero un día vi que hay salida; fue uno de esos en los que acompañaba al cuñado para animarle en una de sus carreras (esa vez tocaba Valencia), al pasar un grupo de tíos con chaleco fosforito haciendo fotos a los corredores. Resulta que era un maratón fotográfico paralelo al deportivo. Descubrí que se puede renunciar a estar en la primera línea de la fotografía contemporánea, pero que se puede uno consolar ganando suculentos premios en fotomaratones organizados por algún periódico local, por ejemplo. Es como ganar carreras populares en la categoría de veteranos. Además, en cuestiones deportivas lo importante es participar y aquí, aunque siempre pagas, siempre te seleccionan, no como en los dichosos visionados.

Los maratones de fotos tienen mucho en común con los de correr; desde el primero que hice lo averigué:

Aún recuerdo los nervios de mi primera vez. Para superarlos, animé a varios amigos a que se apuntaran conmigo y antes de la competición, durante tres semanas, estuvimos yendo juntos a fotear. Convertimos aquellas quedadas fotográficas en auténticos entrenos en los que nos picábamos haciendo contrapicados, poniendo a prueba equipos, conocimientos técnicos y métodos compositivos. Ni el frío ni el calor nos amilanaba. Yo no entiendo a los fotógrafos que dicen que es mejor salir solo a fotear, porque para mí el hecho de ver a otros colegas haciendo lo mismo me anima a darlo todo.

AFVillena

Con el tiempo hemos utilizado los foretes para ir ampliando el número de colegas en nuestras salidas. Mis favoritas, sin lugar a dudas, son las QDDs nocturnas, porque los flashes me ponen loco y además se pueden hacer cosas con las luces super chulas, como light painting, startrektrail y fotos de la via lactosa. Bajar de 4:30 el kilómetro se parece mucho a exponer durante 4:30 el cielo para que salga la foto estrellada; las dos cosas sirven para escapar de la rutina (familiar o laboral) y salir de casa todo el tiempo que se pueda. Asimismo, con la escasez de luz de las salidas nocturas (con la ceguera, vamos) yo me entono más; y con eso de que la noche es joven puede pasar de todo…

Lightpainting, la foto-grafía (escritura con luz) en su máxima expresión.

El equipamiento es importantísimo, hasta el punto de que puede decidir un maratón. El que mejores bambos lleva puede correr más. Los marcas clásicas nunca nos fallan: las Nike y las Adidas de la fotografía son Nikon y Canon, pero no hay que desmerecer otras firmas; la regla es que lo caro es lo bueno. Un buen pepino todoterreno nunca falta en mi equipo cada vez que salgo de quedada o maratón.

Capturas de pantalla del foro Canonistas

Los calentamientos y estiramientos son imprescindibles ya que, a la hora de conseguir el encuadre más original, vamos a someter al cuerpo a complicadas torsiones que pueden ser letales si se hacen en frío. Cuidadín con las lesiones.

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El runner bien podría irse a correr los domingos por enmedio del campo o por carreteras secundarias, pero elige dejarse ver por la ciudadanía, salir del anonimato: se reivindica y de paso sacia su ancestral afán competitivo. Lo mismo hacemos los fotógrafos en un fotomaratón, consiguiendo la ansiada visibilidad. Y es que, al igual que las carreras urbanas alteran las costumbres y los nervios de peatones y conductores cada fin de semana, los fotomaratones no son menos a la hora de darle vidilla a una ciudad.

Tengo una amiga que era fija en los fotomaratones del Festival Fotoencuentros, uno de los pioneros. La tía, habitualmente apocada y timidona, se volvía otra persona desde el momento en que se daba la salida y, cámara desechable en mano (eran otros tiempos), se comía el mundo. Y es que, amigos, la cámara nos transforma, nos vuelve auténticos cazadores de imágenes.

Si a ella le pasaba con una cámara mala, no veáis a mi cuando me dicen «¡tiempo!» y salgo a la carrera con la D9000 en las manos… A la hora de obtener la foto, para mí todo vale. Fijaos si es así que en una ocasión me llevaron detenido por querer hacerle un primer plano con mi ojo de pez a una señora. Como la lente aleja y deforma, no medí las distancias y acabé tirándola al suelo para posteriormente caer yo encima con todo el equipo. ¡Menuda lié! En otra ocasión, en un fotomaratón de una carrera popular, para seguir a los corredores opté por hacer fotos al estilo vuelta ciclista. En un despiste de los voluntarios y con mi amigo Canon al manillar de un viejo vespino, nos colamos y empezamos a perseguir a los corredores hasta que, una vez más en aras de conseguir el mejor plano, le pedí a Nacho que se acercara más, apelando a Capa, hasta que golpeé con el pepino en la oreja a uno de los corredores, desequilibrando la moto y yendo a parar corredor, fotógrafo y ayudante de bruces en el suelo y a los pies de un miembro de la betemérita.

Aunque estas competiciones me encantan, hay una cosa que se hace mal: el chaleco con la dorsal que se suele repartir es de un color fosforito que hace demasiado visible al artista. Aquí, las organizaciones tienen mucho que aprender de los fotógrafos de naturaleza. Quizás es que los chalecos están inspirados en la ropa fosforita de los corredores; la verdad es que hay que reconocer que en los eventos más populares, da gusto ver como una serpiente de color invade la ciudad llenando sus calles de alegría. Un día la voy a fotografiar con un dron desde arriba y daré el campanazo con la foto más insólita y… Ups, ¿qué leches hago dando ideas? ¡Chitón!

Igual que el maratoniano vuela por el asfalto si le apoya un buen público y es correctamente avituallado, yo me valgo de un grupo de fieles asistentes para tales menesteres: cambio de cuerpo de cámara y objetivos, flashes auxiliares, preparación de fondos, búsqueda de modelos, etc. El avituallamiento tiene que ser rápido, como la entrega del testigo en la carrera de relevos. Mis auxiliares se encargan de o bien hacerme sitio en la barra de un bar cercano y pedir caña y tapa, o de traer bote de cerveza y bocata si estoy inspirado y no puedo dejar de crear. Me emociono hablando de ellos, porque en no pocas ocasiones en las que no daba con el encuadre, me he venido arriba cuando sin parar me han gritado: «¡Ese Pepinos, esas fotacas!». A mi llegada a meta, cuando entrego puntual mi tarjeta para la descarga de fotos, nunca falta su calurosa ovación.

La inscripción en estos maratones o yincanas fotográficas tiene la ventaja de permitir contar con varias distancias, pruebas, edades y premios. Éstos suelen ir según temáticas, que pueden ser de lo más variopinto: macro, puestas de sol, cazar a un fotógrafo, cementerios, retratos robados o posados, lugares en ruinas, niños, mascotas, parejas enamoradas, etc. Yo, por ejemplo, soy un lince con las fotos de mendigos, pero la cuestión es que tú selecciones la que más te vaya. No te desalientes. La creatividad, la búsqueda de la imagen única, debe ser tu objetivo. Si ves a unos cuantos cientos de fotógrafos haciendo lo mismo que tú, que sea un acicate para buscar la forma en que tu foto sea la mejor y más original. Es complicado, mas no imposible.

Sólo me resta animarte a que te apuntes a un fotomaratón. Yo cada fin de semana, mientras el cuñado de Nacho sale a sufrir en un maratón de verdad, salgo a divertirme y aplicar mis habilidades fotográficas en otro tipo de maratón más divertido. El próximo lo tengo cerca, en Cartagena, y ya llevo varios premios, pero sin padecimientos y sin vaselina en los pezones.

Igor retana: «Gente Corriente».

Un Comentario

  1. enric-rabbit

    Cuan cruda puede ser la realidad!

  2. Alejandro Verano

    Vaya retrato..!!!
    El universo es infinito, tenemos de todo.

  3. Indalecio

    fotografiad ! fotografiad ! malditos !!

  4. Eres gracioso y revelador, Nicon. También malvadorrrr!!!

    Un saludo

  5. Tonet

    De verdad, no me veo yo trotando ni aunque me persigan los vendedores del Círculo de Lectores …

  6. marygerosado

    Buenisimo!!! el cuñao se ha hecho mayor pero no escarmienta.

  7. al entrar en la página del maraton fotografico en cartagena, has notado la imágen de 12MP que usaron de portada, es demasiado grande para una página web, pero además está llena de motas de polvo del sensor

  8. youknow

    Hola! Buena tardes (12:48 post meridiano -muy fan de fontcu-)
    No habéis nombrado los maratones de PHE. why???

    Igual, creo que siempre es una cuestión de marketing: Si lo llamas ‘El Diari Indultat’ nunca se verá como una maratón temática para fotógrafos.

    • Mary

      Pues a mi me parece haber entrado en un enlace a un maraton de Phe…
      Excelentes las ideas que flotan por el articulo 🙂 Gran blog!!

  9. youknow

    Razón no te falta ‘Mery-Ann’, aunque para ser más exactos, es un link a un artículo de elmundo.
    Hmmmm, aquí hay acho primo encerrao.

  10. De lectura obligada para los que se quieran apuntar a alguna maratón!

  11. Pintiparao

    Que bella e inspiradora es la soledad buscada…y la no buscada también, si se gestiona bien sobre la marcha…

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