Durante años me he presentado a concursos de fotografía, festivales, visionados… Mis fotos no molan; pasan desapercibidas por ser demasiado buenas. Estaba a punto de tirar la toalla como autor de fotografía de autor cuando descubrí que hay una manera de ser fotógrafo sin ser autor de las fotografías. El tema no va de usar la idea de otro, lo que se llama comúnmente plagio, ni de usar una parte de sus fotos para hacer obra derivada, como puede ser un collage. No. Se trata de emplear un método artístico, que como otros es igualmente válido, al que se le ha venido en llamar apropiacionismo. Con este nombre tan guay y elegante se denomina a lo de echarle más morro y usar directamente las fotos de otro como tuyas.
Os preguntaréis qué merito tiene eso de adueñarse del trabajo ajeno. ¡Craso error! El logro del fotógrafo descubridor respecto al creador es conceptualizar renovadoramente las imágenes, darles sentido, que no es poco. ¿O es que siempre vamos a estar con la camarita dando tumbos? ¡No hombre, no!
Me acordé de la gloriosa exposición Fotografía 2.0, que comisionó Fontcu en el PHE del año pasado. El Spanish 2.0 del From Here On de los Encuentros de Arles de 2011. Allí descubrí los nuevos talentos de la posfotografía española, como Uriarte o Loureiro que, cabalgando por explorados territorios, proponen utilizar fotografías ajenas como ya hicieron en su tiempo Richard Prince y Sherry Levine, por ejemplo.

Untitled-Cowboy, (2001-02) – Richard Prince – 3.4 millones $
El mismo Fontcu lleva ya años con la copla de la postphoto, sin parar de advertirnos que ésta es la nueva “filosofía del arte: se deslegitiman los discursos de originalidad y se normalizan las prácticas apropiacionistas”. Lo habían dicho de forma parecida hace ya años Duchamp (con su “arte encontrado”, 1915), Walter Benjamin (1936), Roland Barthes (con la «muerte del autor», 1967) y algunos otros. Pero estos nombres son desconocidos para muchos; y Fontcu lo sabe.
Lo que pasa con estas prácticas es que al ser posfotográficas conllevan un postratamiento y, si no retoque, al menos detentan un agresivo reencuadre, pos para hacerlas distintas. Yo quiero ir un paso más adelante: propongo un apropiacionismo puro, sin manipulaciones y contaminaciones de la imagen primigenia. Sólo modificaré su contextualización, mediante un título o leyenda. Ya sabemos que “la fotografía miente siempre”. Pero eso no es del todo cierto: quien nos la mete es el fotógrafo y su mejor arma, en la actualidad, ya sabéis que es el concepto. Ya no es el instante el que decide, sino el discurso.
A continuación va mi nuevo proyecto. A ver si ahora cuaja la cosa. Es una propuesta en la que además de dejarme llevar por el apropiacionismo, reivindico el uso del título en la fotografía, como se ha hecho siempre y como se sigue haciendo, afortunadamente, en la prensa y en ese mundo de los aficionados del que tenemos tanto que aprender. Galeristas y comisarios, escribidme un mail si queréis forraros.
La fiesta de la democracia
Muy buena entrada ! como siempre 🙂
Pones en relieve lo importante que es el titulo de una foto como herramienta para tergiversar o modificar la realidad. Ultimamente en la «prensa seria» vengo viendo como los titulares y epigrafes dicen mentiras o usan palabras cuidadosamente elegidas, pero luego los muy cabrones en el cuerpo de la noticia dan la notica REAL. Dado que no pueden mentir con cosas que no son, pues se contentan moldeando la opinon usuando solo los titulares. Muy habiles !! Total, para que mas ? si las mentes moldeables solo se alimentan de titulares ? Tal y como lo has expuesto aqui con esas fotos :p
Me encanta vuestro ‘apropicionismo’. Me alegra haber hecho vuestra la imagen tan cruda de este país respecto a los deshaucios.
Gracias, Luis.
La comparación me parece apropiada, los fotografos copia pegas estos y sus ideólogos son como los políticos… mucha palabrería, para enmascarar el negocio de siempre.
En cualquier caso.. ver aquí a políticos me ha dejado …. flácido.
Vamos que copias descaradamente a Bleda y Rosa
Galeristas y comisarios, escribidme un mail si queréis forraros.
jajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajaja
Gracias, gracias, gracias… ustedes son el faro que guía con su luz el camino fotográfico a través del cual me muevo a tientas
Sois como el Marhueda de La Razón.
genial la entrada, fatal la práctica (tan extendida por desgracia…)
Hay verdades que dejan muda a la gente. 😉