Andaba con la mosca detrás de la oreja, pero ahora lo tengo claro. He sido víctima de un engaño y vosotros también. Me recuerda al que sufrí durante los primeros 16 años de vida cada 6 de enero. Siento quitaros la venda, pero lo tengo que decir: los talleres son los trailers.
He estado pagando cientos de euros con toda la ilusión del mundo, creyendo que podía comprar el conocimiento a plazos, con talleres de fin de semana. Ahora lo pienso y me siento tan iluso como cuando compraba los libros de Michael Freeman. O como cuando acudía a los hoteles de mi ciudad a recoger batidoras o tostadoras de regalo, y salía de allí con toda la Larousse ilustrada.
De verdad pensé que era posible aprender diseño de fotolibros en dos tardes, montajes expositivos en una casa rural durante un puente, o esquemas de iluminación en un polígono industrial un sábado por la mañana. Me daba igual que los carteles que anunciaban los talleres tuvieran faltas de ortografía, no eran escritores, eran fotógrafos.
El detonante fue un taller con un afamado autor, un fotógrafo de referencia. Como hacía buenas fotos pensé que sería un buen docente para un taller. Ser fotógrafo implica impepinablemente saber enseñar fotografía. Lógico, ¿no? La didáctica y la pedagogía vienen incorporadas con las dotes artísticas, por ciencia infusa. El caso es que el taller transcurrió en base a proyecciones de sus trabajos. Aquello me dejó un vacío inmenso. Cuando terminó sentía que no había captado la esencia de su trabajo. A la semana siguiente me compré todos sus libros con el fin de imitar su estilo, hecho que publiqué en todas las redes sociales (luego esos mensajes los borré, porque ahora soy un autor consagrado y no puedo decir que me gustaba ese fotógrafo, está mal visto).
Pero una noche que andaba hojeando un libro de Chema Madoz fui consciente del timo. ¡Todo era humo! Nada era lo que parecía. Es decir, yo no había hecho un taller, yo le había pagado un publirreportaje al espabilado de turno, al que le acabé comprando libros y le hice de agente comercial. El taller sólo me había generado la necesidad de comprarle luego la película que tiene tan bien montada.

Esta imagen me hizo reaccionar (Foto de Chema Madoz)
Tan decepcionado quedé que juré que nunca más haría talleres de fotógrafos. Además, yo ya me consideraba un autor en toda regla. Ahora me interesaban más los relacionados con montajes expositivos o diseño de fotolibros, mi próximo salto de calidad. Pensé que esos profesionales sí serían gente seria, al menos tendrían estudios de verdad.
Ahí sí que la pifié bien. Jamás vi una diapositiva de esos talleres que tuviera más caracteres que un tuit. Ellos dicen que es por diseño, minimalismo pedagógico. Y venga a tratar temas distintos, pero ni uno de ellos en profundidad. Te enseñan decenas de trabajos a una velocidad que parece que los estén fotocopiando. La reflexión no tiene cabida. El mensaje que me quedó era claro: eso de diseñar fotolibros o de montar exposiciones era muy complicado. Mejor pagarle a alguien, los profesores parecían saber mucho, y ahorrarme así dolores de cabeza. Total, acabé convencido de que tenía que contratar sus servicios y encima les había pagado el trailer. Salí de allí haciendo el pingüino, sin los pantalones por los tobillos pero caminando igual. Me habían dejado a medio.
Pero aprendí la lección. Ahora doy talleres de gestión cultural. Al fin y al cabo esto es una estafa piramidal, así que quiero estar en la cima y ser el que más se forre.
Me solidarizo, yo he pasado por la misma experiencia. Menos mal que a mi me regalaron el taller.
Brillante el último párrafo, por cierto
Leyendo entre líneas, lo que sugerís es no contratar talleres de 150 euros el fin de semana, sino talleres de 1500 de 4 meses? Cada vez me cuesta más pillaros, os estáis maleando…. 😛
Humor y fotografía, necesarios ambos. Un abrazo.
No hay nada mejor para aprender que tener la determinación por conseguirlo.
Talleres, libros, charlas, exposiciones, publicaciones, blogs… todo suma. Algunos más, otros menos. Aprender que te han tomado el pelo, también es un enseñanza… ¿o no?
Eso de la estafa piramidal es acertar de lleno. La forma que muchos tienen de amortizar su media docena de talleres y su master-super-caro es convertirse en profesores de la noche a la mañana; alumnos-profesores que enseñan ya a los que el año que viene serán profesores, y luego estos a otros… y así… Que hay talleres que son un publi-reportaje de los autores y sus propias obras, cierto como que sale el sol todos los días (incluso los nublados). Que lo de hacerse un fotolibro es como hace años el temita de la primera comunión, que todo hijo de vecino la teníamos que hacer sí o sí… también se está conviertiendo en una verdad-foto-universal. Hoy en día no somos nadie sin un fotolibro.
Ahora bien… ¿es así siempre? ¿todos los talleres? ¿todos los profesores? ¿todas las escuelas?. Pues no, estimados señores de Cien Ojetes, no es siempre así…. aunque lo que abunde en este pequeño y chato mundo de la fotografía sean las malas hierbas, también hay flores y plantas de fragancia inspiradora, grandes árboles centenarios anclados en la tierra de la experiencia, o diamantes cuya luz es limpia, profunda y esclarecedora entre los vulgares e informes montones de piedras. Deberían ustedes considerar que existen esas excepciones, si es que las conocen, porque quizás no han tenido la ocasión…. esas excepciones no siempre se encuentran en los foros que más ruido hacen, ni necesariamente entre los afamados nombres, muchos de ellos sólo interesados en más fama y en vender sus libros, egos insaciables. Por que una cosa es brillar y otra hacer ruido. Y eso es lo que hay que saber desbrozar.
Hoy en día lo primero que tiene que hacer alquien que quiera ser fotógrafo es saber elegir dónde, cuándo y con quién quiere aprender. Si se toma el tiempo y la energía suficiente para saber acertar, se ahorrará dinero, tiempo y disgustos.
Es que generalizar es más divertido, querido Indalecio. Es la base del humor.
Yo también he asistido a alguno de esos talleres. Los que critican y apedrean al friki amateur son los que no dudan un ápice en arrimarse a ellos para sacarle hasta el último euro de sus bolsillos vendiéndoles «conocimiento profesional». Mucha hipocresía al respecto.También he de decir que hay grandísimos profesores de fotografía, con mayúsculas, que son expertos en transmitir y que se han formado para, aparte de ser grandes fotógrafos, ser excelentes profesores y de los que he tenido el placer de disfrutar en Talleres de verdad.
Lo peor es cuando el profe de turno te dice «oye tienes potencial y se te da bien, porque no te haces este cursito (de 1500€)?» Vendedores de enciclopedias de estos dias.
O de 1 año como en las escuelas que manejan el cotarro.
Oye, me habéis perdonado ya??????
Antares! Vuelve el hijo pródigo!
Gracias!!!!!!!!!!!!!!!!
Sólo por eso voy a compraros una camisetita, venga!!
Con lo de acuerdo que estoy yo con vosotros dios mío….
Siempre he sido de la opinión que el fotógrafo debe sólo de hacer fotos… y punto. Si un fotógrafo «necesita» dar Talleres es porque necesita la pela, así de simple. Item más, un fotolibro lo debería de hacer un diseñador, y el montaje de una exposición la debería de hacer un comisario… no el mismo autor. Es que queremos ser los más listos y después pasa lo que pasa.
Totalmente de acuerdo. Igual que los blogueros sólo deberían escribir, y no vender camisetas.
Exacto! Es que siempre hay gente que pica, no aprenden.
Ahí has dado Miguel. Todo el mundo quiere «mojar» de la fotografía.
La temática de la fotografia se ha vuelto tan subjetiva(y facil de obtener) en la era digital, que cualquier gato callejero con la técnica de un futbolista de 5ª regional se puede autodenominar «autor» e intentar hacer ruido con refritos basados en cosas ya existentes…, copias de verdaderos precursores de determinado estilo o verdaderos innovadores.Por ello será que afloran tanto y cada vez más, los «proyectos» a largo plazo entre los profesionales que les lleva un porrillo de años antes de sacarlos a la luz, profesionales incluso de vertientes no artísticas como el periodismo.Vuelve a entrar en juego la vanidad, el pretender diferenciarse de la masa en este colectivo tan saturado al mismo tiempo que obtienen un ingreso «extra» con el tema fotolibro editado por un amigo de un amigo.
Luego en el limbo se quedan esos cientos de aspirantes que se creen que el hecho de llevar 20, 30, 40 años sacando fotos con todo tipo de cacharros les otorga el derecho a erigirse desde su sagrado púlpito de orgullo iracundos, odiosos e irascibles con todos aquellos verdaderos profesionales cohetaneos a su tiempo que han logrado destacar por su trabajo y suscitar admiración.Por otra parte, descargan su frustración y se desprenden de sus demonios internos atacando sin piedad y humillando a la gente llana, aficionados(y se reconocen como tal) que humildemente sube sus fotografias a los foros sin más pretension que la de aprender… ocurre en todos los foros, por desgracia, es una plaga; si a cualquiera se le ocurre subir una foto que no sea perfecta y al gusto de los «limberos del purgatorio» le llueven palos, pero eso aparte de ser en ciertos casos comprensible, no es lo peor, lo peor es que a esta pobre gente luego les desprecien y les traten como a leprosos…. qué es un foro sino un lugar de debate?.Yo habia entendido que en un foro cada cual puede expresar su pensamiento libremente, pero no, hoy en dia no, un foro(al menos los virtuales) se trata de un lugar comandado por un gabinete de sabios elegidos por la gracia de dios desde el principio de los tiempos y hasta su final, en el que si no adoptas cualquiera de las religiones que profesen sus sabios automáticamente se convierte en proscrito, herege, infiel y susceptible de ser apartado o expulsado de la comunidad.
Disculpad el frenazo tardío… volviendo al tema del fotolibro y su proliferación; ni los profesionales deberian pretender acaparar ese tipo de soporte ni los «limberos del purgatorio» deberian pretender hacerse pasar por profesionales intentando vender su «fotografia de autor» con machete y calzador… para que las editoriales les hagan caso(que no..) lo que se hablaba en el post de Nacho Canon de «hacer ruido».
¿Fotolibro?. ¿Pero esto no era sobre talleres y cursillos?. Ostras. No me entero de nada.
Por cierto; ¿Que son los «limberos del purgatorio»?
El tema de los cursillos , sencillamente es una fuente de ingresos más para el profesional, aprovechando el entusiasmo de aficionados con hambre de conocimientos.
Llevas razón Jota, me ensimismé tanto desahogandome de mis lamentos propios que se me olvidó por completo de qué estabamos hablando, jaja, pero ya luego lo parché como pude en el comentario que ves sobre este.Arriba.Esa extraña jerga es invención propia, todos tenemos nuestras locuras no?,no pretendo que la entiendas, si has leido aquel ladrillo que escribi mas arriba sabrás al colectivo que me refiero….aquellos tantos presuntos profesionales que se erigen en maestros, y hay muchos para desgracia de quienes somos aprendices…. nos guian por malos caminos y no sé si a mala fe.
Eres el Angel Sanchidrian de la fotografía… muy bueno…
Detrás de un iluso siempre hay un espabilado dispuesto a sacarle el dinero. La verdad es que se ha generado un negocio paralelo a la gente que quiere despuntar en la fotografía o el arte en general, dudosos concursos en el que pagas para participar, talleres, exposiciones pre-pago,… por no hablar de las supuestas escuelas de fotografía. Como te descuides, no solo no ganas un duro con tu camara, sino que te dejas hasta la camisa.
Los de See.me vendian en 2013 la participación de una exposición en los billboard the Times Square, hubo gente que pago por participar, fue a verlo desde Suiza, y luego eran dos monitores de 27″ sobre un poste en una esquina acordonada de la plaza a los que nadie prestaba atención.
Vivo en un pequeño pueblo de Galicia. Hace cosa de un mes, mientras esperaba para cruzar una calle, me fije que en la farola que estaba a mi izquierda, habia una pegatina publicitaria. Se ofrecia un curso de fotografia digital para niños, al modico precio de 20€. No pude evitar pensar que esto ya ha llegado demasiado lejos. Dia si y dia tambien, me llegan correos invitandome a participar en esos concursos a los que te refieres y donde se paga por participar. Lo de See.me ya es de coña. Hay otros que te ofrecen media pagina en supuestos libros de «artista» por 400€.
Quiero creer que como casi siempre, despues de esta tormenta; llegara la calma. Y si no es asi…….pues que se la va a hacer.
Saludos.
Por cierto: me parece que seria interesante «analizar» por que a estas alturas del siglo XXI, tanta gente quiere despuntar en la fotografia ó el arte en general. Los de mi generación estabamos convencidos de que en el 2014, seriamos todos astronautas………………..pues no; tos foteros.
Saludos de nuevo.
Foteros, mecanicos y administrativos…
Y ancianos, Jesus Hermida Carrascal. Entre los que estoy yo.
Por eso os pido disculpas por alguno de mis comentarios.
Cosas de viejo.
Saludos.
Leyendo todos vuestros comentarios y con permiso de los Sres. Nacho y Pepinos, os doy mi opinión, nada científica, sólo perceptiva de estar en una asociación fotográfica y pulsada con la gente que viene a los cursos que da nuestra asociación.
La fotografía siempre ha sido un arte precioso que no necesita de ser un entendido para disfrutarla. El costo que siempre tuvo implícito y la complejidad que ofrecía el desarrollarla, la limitaba a profesionales y aficionados avanzados… pero en todas las familias había una cámara, ya fuese más o menos modesta.
Con la electrónica que facilitó el manejo de la cámara, hasta el punto de no necesitar saber nada para que la imagen aparezca perfecta de exposición y enfoque; y ya con la aparición de los sensores digitales… de repente la fotografía era «gratuita», además, unida al ordenador… facilitaba unos resultados asombrosos e inimaginables a cualquiera pesar de no tener conocimientos expresos de fotografía.
A partir de aquí, la cantidad de gente susceptible de querer aprender a aumentado exponencialmente. Y por inercia, la cantidad de gente que ha visto una posibilidad de ingresos, también.
A partir de aquí, como todo, hay buenos y malos profesores; buenos y malos cursos; buenos y malos talleres. Al igual que uno compra una barra de pan, las habrá mejores y peores. Pero quiero en este punto marcar una «linea divisoria» entre lo que es aprendizaje de la parte técnica o teórica… y lo que es la parte creativa.
La primera es totalmente enseñable. Explicar conceptos inequívocos para todos como puede ser la PDC, la hiperfocal o la calidad de la luz… siempre será positivo para el que no los conoce. No habrá nunca sensación de engaño y si acaso, tener la suerte de que el profesor sea claro y didactico o no.
El proceso de aprendizaje en fotografía además, tiene un patrón que os sonará a todos: Se empieza con una réflex con pisapapeles (kit 18-55) … luego se aprende que con el flash se hacen maravillas y se compra, después que el trípode es imprescindible para paisajes y se compra… los filtros, ¡Oh! la fotografía macro… y se compra… … y así un montón de «juguetes» con los que se va probando y aprendiendo este «ya no tan barato» arte, pues cualquier juguetito cuesta «puffffssss más que lo que pagué por mi réflex»
Pues bien, cuando hablamos de aficionados avanzados, profesionales en busca de inspiración… esos que ya conocen y comprenden toda la base técnica,( y gastaron 10 veces más de lo que creían en un principio en aparatitos) pero que su inquietud por seguir aprendiendo les hace interesarse por otras fórmulas, esos son los clientes objetivos de todos los talleres «magistrales» que aportan esos talentosos fotógrafos a los que admiramos.
Pero ocurre que… ¿cómo se puede explicar el talento? ¿quizás con un pase de fotos en los que contar la ocurrencia del momento? ¿en contar los pájaros que se tienen en la cabeza?… Para unos puede suponer una revelación profunda de emociones y para otros, un cuento extraño en el que no se entiende nada.
Tras todo este ladrillo que he metido, mi opinión es que cada uno es mayorcito para saber qué busca, le produce interés y en qué se gasta su pasta. Mi experiencia me dice que lo importante, es conocer lo mejor posible toda esa parte técnica, teórica, compositiva… y a partir de ahí, disparar, disparar… y cada uno, sin darse cuenta acabará disparando a aquello que le emociona, que le gusta y que le llena.
El problema es no dominar toda esa base y andar buscando el «estilo». es saltar desde la «d» hasta la «r» con cursos y talleres de «artistas», pasando de recorrer antes las demás letras.
Para mí ninguno de los talleres que se dan es una estafa. Cada uno es libre de asistir y gastar dinero en lo que quiera. Pero ha de ser consciente qué es lo que va a encontrar.
No se puede enseñar el talento. Se puede enseñar el oficio. Si se tiene oficio se puede potenciar el talento propio.
En la ultima frase sintetizas un gran comentario.Muy bueno.
A pesar de que este blog se pretende «de humor» (fotográfico), es una respuesta que firmaría sin dudarlo, la genialidad no se aprende.
Y con toda la humildad me permito un consejo/reflexión para los fotógrafos aficionados: fotografiad para vosotros mismos, no busquéis el aplauso ajeno y os ahorraréis muchos disgustos. Sed honestos al juzgar vuestras fotos, escuchad los comentarios pero valorarlos con mucha discreción, los buenos y los malos, e intentar aprovechar especialmente las críticas, a veces tienen razón …
Y yo que pensaba que mi problema con la fotografía era que no había hecho curso alguno.. claro que tampoco caí cuando un tipo trajeado y sabelotodo me quiso introducir en Amway.. aquello era coser y cantar, ponerse a vender y terminar mi jubilación en una isla paradisiaca llena de colegas exitosos como yo.
Ser fotografo ahora lleva adosado el ser profesor, ponente, conferenciante o mil cosas más, incluso repartir pegatinas.. menos mal que algunos maestros sin titulo que los avalen dan clase gratis en internet 😀
Para saber lo que se cuece en estos cursos lo mejor es darse una vuelta por los video grabados en el youtube, la prueba del algodón nunca engaña.
Salud.
Jodrrrr chaval, como se vea este cutre blog en el otro lado del charco, que me vaís a mosquear el bendito taller que me toy forrando en el centro de la imagen con unos listillos del tercer mundo
Pequeños Nicolases, un poco de ingeniería inversa. No hay malvados, aunque haberlos hailos, que timen a ancianitas haciéndose pasar por el tonto del pueblo cambiando el boleto con el suoperbote de la primitiva por un poco de montante, sí ancianitas pérfidas y codiciosas que se intentan aprovechar del tonto del pueblo cuando tiene un apuro y necesidad inmediata de cash. Lo mismo que no existe taller o workshop sacacuartos en ninguna de las facetas fotográficas exitosas. Tampoco malos docentes, que si por supuesto y que vergúenza debiera darles, sean o no buenos fotógrafos. Sí en cambio aprovechados alumnos, wannabe wannado, muy malévolos que se autoretratan pagando el taller, o el curso y varios másteres, en la convicción de así tener derecho a la fórmula mágica que suponen el docente les debe cambiar por su dinero.
Salud y saludos.
Esto me recuerda el tinglado de cierto fotógrafo de bodas, uno ruso, que monta talleres sobre fotografía de bodas y luego veo a los que han asistido a sus talleres montando el mismo triangulo de las bermudas (web, blog, talleres otra vez). Más piramidal que Afinsa y Foro filatélico juntos.